Omar Ávila
Diputado a la AN
Twitter e instagram:
@omaravila2010
El hambre sigue creciendo en
Venezuela y haciendo estragos en nuestra gente sin que el gobierno haya tomado
una sola medida seria y verdadera en la dirección correcta para comenzar a
paliar el problema.
Con el nombramiento del general
Vladimir Padrino López no será diferente la situación, y sin ánimos de ser
profeta del desastre, no se avizora solución alguna. La economía no necesita
disciplina, sino reglas claras y libertad.
El fracaso del régimen y el
sufrimiento de los venezolanos está garantizado mientras Maduro y su combo
piensen que con medidas policiales o militares van a resolver los problemas
económicos y políticos que existen en el país y que justamente ellos han
creado, pero lo peor aun, no querer dejar el poder siendo esto un clamor
general de los venezolanos, lo que conlleva a que cada día la situación se agrave.
Al gobierno le sigue saliendo el tiro
por la culata con sus medidas improvisadas y fracasadas; tal como hemos
observado con los CLAP, que en tan solo tres meses de su promoción, lograron
que el pueblo se diera cuenta de que la verdadera guerra económica la tiene el
régimen contra los ciudadanos.
Ahora la "Gran Misión"
trasladará esa rabia a los militares, que no están precisamente en su momento
de mayor popularidad.
En los países con economías libres,
el sector privado bajo la dinámica del mercado se encarga de producir y
distribuir eficientemente bienes y servicios. Aquí el gobierno se desgasta
tratando de hacer eso.
Cada dólar, cada bolívar, cada hora
hombre malgastada por el desgobierno para mal-distribuir productos de la cesta
básica son recursos que se dejan de invertir en seguridad, educación, salud
para los venezolanos.
Es tal la crisis humanitaria, que en
algunas zonas de Amazonas no hubo clases durante todo el año por falta de
alimentos para los alumnos y por falta de gasolina para el transporte escolar,
que se hace en bongos. Este es el caso, por ejemplo, de escuelas que están
situadas en el municipio Alto Orinoco, como la Unidad Educativa Mavaca, que
atiende a niños de comunidades Yanomami, y la escuela Toky, donde asistían los
infantes de comunidades Yekuana.
En La Esmeralda, capital del
municipio Alto Orinoco no hay combustible. En San Carlos de Rio Negro, capital
del municipio Río Negro, el litro de gasolina cuesta mil bolívares. La otra
opción es comprar gasolina (venezolana) en Colombia a 2 mil bolívares el litro.
Sin embargo, y a pesar de todos estos
males, de situaciones tan graves como los ataques armados a la
policía, nosotros insistimos en que si se puede, por ello no dejamos de hacer
propuestas para resolver los múltiples problemas que nos agobian, y tenemos
ejemplos de gestiones de gobiernos regionales y municipales -que a pesar de la
adversidad- vienen dándole soluciones a estos graves problemas, como lo son la
escasez de medicinas e insumos para la salud o el hacinamiento en los
calabozos; lidiando con la falta de piezas y repuestos para patrullas y
ambulancias, y afectados como todos por la inflación, devaluación, desabastecimiento,
recesión, etc.
Ojalá toda la comunidad internacional
reconociera la crisis humanitaria venezolana y actuara en consecuencia. Hasta
ahora no ha llegado a Venezuela un sólo barco, un avioncito, ni medio
contenedor siquiera con ayuda humanitaria, comida o medicinas, de ningún país u
organismo internacional. La crisis en Venezuela no es juego de niños, es una
situación delicada que amerita la atención de todo el mundo. En este momento de
angustia y desesperación, espero podamos contar con el resto de los países del
mundo, seguro estoy que nos tenderán una mano y nos ayudaran a salir de este
trance tan amargo y del cual vamos a salir lo más pronto posible.
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