miércoles, 1 de febrero de 2017

¿Dónde quedó el olfato y malicia política de nuestros dirigentes?



La situación política en el país no está fácil. Más del 80% de la población clama por un cambio de régimen. En diciembre 2015 la oposición aplastó electoralmente al oficialismo obteniendo clara mayoría de diputados; para el oficialismo es meramente algo circunstancial. Ante ello la bancada oficialista inició el despliegue táctico para compensar y neutralizar las decisiones de la AN. Con el parcializado TSJ desincorporan a 3 diputados opositores y luego colocan a la AN en desacato para así poder invalidar cualquier decisión de ella. Antes del 6D para ellos todo era un paraíso y dormían en los laureles de la fracasada revolución hasta que el propio soberano los puso a temblar.

Transcurrió el 2016 sin pena ni gloria. Políticamente hablando, ningún logro significativo en cuanto al cambio de régimen salvo haber quedado constancia de las violaciones materializadas por éste. Maduro en el poder sin haber podido demostrar su nacionalidad y sobre sus espaldas la duda de su venezolanidad; la minoría oficialista protagonista en el show de la AN y nada vale lo que diga o proponga la bancada opositora.  

Un RR cadáver desde su fecha de propuesta debido a intereses personales y partidistas. Como pendejos quedamos ante semejante farsa a sabiendas que un régimen dictatorial no se cuenta ni negocia salvo cuando le conviene y con la sola intención de ganar terreno. ¿Políticamente, cómo queda Capriles, padre de esa criatura? ¿Y las elecciones de alcaldes y gobernadores? Bien gracias. La constitución las prevé y el CNE controlado por el régimen no tiene fecha para ellas y pisotea nuestros derechos. ¿Elecciones generales? Dios mío, ¿dónde quedó el olfato y malicia política de  nuestros dirigentes? ¿Será que el pendejismo se apoderó de ellos?.

Un pueblo agobiado por la escasez de alimentos, medicinas, inseguridad y abusos del régimen muestra su descontento en las calles logrando acorralarlo y hacerlo sentir débil. Llamaron a diálogo para desmontar la protesta popular y ganar tiempo y nuestros “experimentados” políticos y estrategas de la MUD cayeron en la trampa echando un balde de agua fría al movimiento opositor perdiendo ellos cada vez más la credibilidad de la población que sin otra salida había puesto su esperanza de cambio en la mal llamada MUD. 

Como si fuera poco, dos diputados de UNT y un diputado indígena no asistieron a la AN el día en que debían elegirse los rectores del CNE. No hubo quórum. Unos días después sale libre Manuel Rosales líder y fundador de UNT. ¿Casualidad? ¿Pactos tras bastidores? Cochina política. 

Una MUD que no supo capitalizar la energía opositora por el abuso continuado de un grupúsculo de tres o cuatro partidos políticos que se creyeron ungidos para violar la confianza depositada en ellos y tomaron decisiones sin importarles las otras fuerzas políticas, sociedad civil, estudiantes, gremios, sindicatos, colegios profesionales y universidades. Estamos recogiendo lo que sembraron: apatía y desconfianza.

El ciudadano sufre las consecuencias, el régimen continúa en el poder, fortalecido y sin visos de salida hasta las próximas presidenciales. Dicen que la política es el arte de lo posible y es necesaria. Sin embargo, me resisto a aceptar que exista tanta podredumbre, miseria, ambiciones, políticos y líderes mediocres y que los electores sigan creyendo en ellos. Es la hora del cambio. La nueva forma de hacer política debe imponerse y marginar y execrar a todo ese estiércol político que tanto daño ha hecho al país.  
Eduardo J. Díaz Ayala
C.I. 4.972.210

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