domingo, 29 de julio de 2018

Heisy Mejías: Hace unos días el presidente dijo que arreglaría la economía por las buenas o por las malas...


Heisy Mejías
Secretaria Juvenil de Unidad Visión Venezuela
Twitter e Instagram: @HeisyVisionaria
Hace unos días Nicolás Maduro sentenció que arreglaría la economía “por las buenas o por las malas”, esto debido a que “el capitalismo de la economía criminal” atentaba contra la vida de los venezolanos. En resumen, para el “Presidente”, la guerra económica, como guerra al fin y al cabo, o se acaba por vías políticas (diálogos) o por vías violentas.
De esta tesis surgen varias interrogantes ¿Pretende Maduro establecer una “nueva economía”? ¿Bajo cuáles criterios y hacia qué apuntará dicha estructura económica? La cuestión radica en qué planes tiene el gobierno para solventar la grave crisis que estamos viviendo como país. Sin embargo, si algo tenemos claro, es que hasta ahora, la economía en realidad es de guerra, de una perenne guerra cuyo final no se visualiza. ¿Es el capitalismo el culpable? Pero si en años atrás el “capitalismo salvaje y criminal” jamás había producido en Venezuela una diáspora tan grande como la que vemos hoy día, y al preguntarles a los abuelos (que crecieron en pobreza) si habían vivido una situación como ésta, lo niegan rotundamente.
Sin plan visible y transparente a fin de arreglar los asuntos económicos de la nación, nos preguntamos qué significa el “por las buenas o por las malas” ¿Qué quiere decir “las buenas”? y esta pregunta es importantísima porque se cuestiona sobre aquello que puede ser beneficioso -según el gobierno- para el pueblo y dependiendo de este concepto se toman las medidas “correctas”. Por ejemplo, si es bueno que el pueblo tome la distribución de los alimentos por su propia cuenta, entonces se crea CLAP, aunque se ponga de lado la tiranía que éste asume (el pueblo) en algunos casos cuando ostenta el poder de “alimentar” a su prójimo. Otro ejemplo, es el control que ejercen Los Colectivos en “la denuncia” sobre la especulación y la ejecución de medidas “a favor del pueblo”, esto propiciado por  Nicolás y compañía y se obvia que el negocio del bachaqueo está relacionado con las fuerzas “invisibles” del Estado.
Ahora, la pregunta que pone los pelos de punta ¿Entonces, qué es lo “malo”? ¿Cuáles son los criterios que tiene este desgobierno sobre lo malo? Esta cuestión es compleja, porque dependiendo de la respuesta, observaremos -o sufriremos- los castigos por vivir en una “economía capitalista criminal”. La cuestión es que no sabemos como ciudadanos, si realmente lo malo, es lo que nos está gobernando bajo la máscara de “lo bueno, El Buen Vivir y la Felicidad Suprema”.
Como he venido diciendo en mis últimos artículos, en Venezuela el sistema de gobierno es totalitario o está moviéndose hacia él. Mi país está caminando hacia el mal. El sistema de gobierno de Nicolás Maduro se basa en el mal y mientras sus estrategias promuevan la destrucción sistemática de las relaciones sociales, de nuestro sistema simbólico, de nuestra cultura y nuestras costumbres, sus planes lograrán el objetivo final, a decir, reestructurar la vida, una nueva, aunque nadie sepa qué es realmente, por las buenas o por las malas.

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