jueves, 25 de octubre de 2018

Oswaldo Rey y su perseverancia musical



Por: Héctor Camacho Aular
   Por la mente de un músico perseverante a cada instante afloran diversos retos en su carrera prometida que, en principio, resultan fáciles de cumplir. Sin embargo, será la maestra vida con su sabiduría milenaria quién le enseñará  el camino para vencer los múltiples obstáculos y obtener al final el sueño azul anhelado. Un ejemplo de lo afirmado, lo tenemos en  la carrera artística desarrollada por el yaracuyano Oswaldo Rey, quién nació el 12 de marzo de 1945, en el caserío Curagüire, Aroa del distrito Bolívar, bajo el nombre de Oswaldo Antonio López. Formalmente, se inicia en la música en el año 1966, como vocalista de la orquesta de Pedro J. Belisario. Dos años después, ingresa al grupo Los Megatones de Lucho, dirigido por Lucho González. En 1968, forma parte de la agrupación salsera Federico y su Combo Latino para luego, a finales de la década, unirse a los Junior Stars,  con quienes graba  el guaguancó La fresa, tema que se convertiría en un éxito en las emisoras caraqueñas. Además, logra llevar al acetato, como baladista, varios discos en 45 rpm.

     A principios de los años 70, Oswaldo Rey se une a la orquesta bailable Los Armónicos, de Manolo Monterrey, y de paso, participa en  la grabación del larga duración “A bailar se dijo con…Los Armónicos” (Discolando, 1972), donde vocaliza los temas: Amigo mío y A mis canarias. Seguidamente, logra ser contratado por el sello disquero RCA Víctor, donde graba el bolero Por dos caminos. Después, vería cumplir su sueño anhelado de ser patrocinado por el famoso sello salsero Fania, en la grabación del histórico LP “Por seguir tus huellas. Oswaldo Rey” (Fania, 1977). Un año después, con el mismo formato, realiza  “3 Reyes de un tiro. Oswaldo Rey” (Velvet, 1978), bajo la producción y dirección de Ray Santos y Bobby Valentín, destacándose en dicho álbum la pieza Marionetas, original de Tite Curet Alonso, convirtiéndose, de paso,  en el primer yaracuyano en grabar una canción de éste insigne compositor boricua. Al año siguiente, con el mismo sello disquero saldría a la venta su LP “Por encima de todo” (Velvet, 1979).

   En el año de 1981, para sorpresa de muchos de sus admiradores, Oswaldo Rey finaliza solemnemente sus grabaciones de música tropical para incursionar con profunda emoción en el canto llanero, logrando un rotundo éxito tanto en sus presentaciones como en sus grabaciones. De esa época nacionalista es el recordado LP “Oswaldo… el rey del canto llanero” (Velvet, 1981). Después vendrían sus otras grabaciones acompañadas de arpa, cuatro y maracas, donde incluiría algunas piezas de su autoría, entre ellas: Triste realidad, Melancolía, Que te nazcan plumas, Llano que te quiero, Como ave fénix, Carnaval en mi pueblo y otras más.

   Tiempos después, en un momento de íntima reflexión, Oswaldo Rey decide retirarse definitivamente de los grandes escenarios musicales donde tantas veces deleitó a su público a lo largo de más de cuarenta años de carrera artística. Aún así,  la historia musical venezolana  lo mantendrá siempre presente como ejemplo del artista que siempre estuvo inspirado en la poderosa fuerza del reto, la renovación y la perseverancia para alcanzar sus logros.

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