Por: Héctor Camacho Aular / Ilustración: Cortesía del sitio https://www.facebook.com/1517793411791860/photos/a.1620545111516689/2233589453545582/?type=3
Desde tiempos muy remotos la música y sus intérpretes han jugado un papel protagónico en la adoración del supremo arquitecto del universo. En la sagrada Biblia cristiana es notoria la mención de instrumentos musicales de cuerdas, viento y percusión en varios capítulos de la misma a través de sonoros versículos donde demuestran su utilización para acompañar canciones, versos y danzas, en sus deliberados actos de fe, esperanza y amor para ofrendar al Dios omnipotente. En tal sentido, son varios los textos del Antiguo Testamento que hacen alusión a los instrumentos arpa, lira, laúd, cuerno ó shofar, trompeta, flauta, caramillo, pandereta, sistro, campanillas y otros más. Entre las primeras menciones, una aparece en Génesis 4:21 “Su hermano se llamaba Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan la lira y la flauta” y la otra, está en Éxodo 15:20 “Entonces Miriam, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en sus manos un instrumento, un pandero, y todas las mujeres la seguían con tímpanos, danzando en coro.” Entre los instrumentos musicales más nombrado en la Biblia figura el cuerno ó shofar, utilizado para anunciar la llegada del año nuevo. Además hay que señalar la presencia de otros, cuyos nombres son citados en varios de sus libros sagrados como en Éxodo 20:18; Isaías 5:12; 1 Crónicas13:8; 1 Samuel 16:23; 2 Samuel 6:5 y otros más.
A lo antes expuesto, debemos resaltar el famoso himnario de los antiguos hebreos conocido como el Libro de los Salmos, donde la música es una fuente de inspiración y comunicación para el hombre a la hora de exteriorizar las plegarias a su Dios todopoderoso, tal como lo demuestra el sonoro Salmo 150:3-5 “Alábenlo con el fragor del cuerno, alábenlo con arpas y con cítaras, alábenlo con danzas y tamboriles, alábenlo con mandolinas y flautas, alábenlo con platillos sonoros, alábenlo con platillos triunfales”. Este bello Salmo 150, representa una solemne reverencia al Omnipotente Creador donde el cántico es acompañado por varios instrumentos musicales. Por eso no es de extrañar, que en la Carta de los Efesios 5:19 del Nuevo Testamento se pida a los fieles que “Intercambien salmos, himnos y cánticos espirituales. Que el Señor pueda oír el canto y la música de sus corazones”.
De allí que la frase “El que canta bien, ora dos veces”, atribuida a San Agustín de Hipona tenga cada día más vigencia entre los cristianos.
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