La década revolucionaria de los años 60, imantada por la brisa fresca de la democracia en el país, sirvió de escenario, en la ciudad de San Felipe, para la presentación de varias agrupaciones yaracuyanas de música bailable en las animadas fiestas que se realizaban, con frecuencia, en los clubes conocidos de la época: San Felipe, Centro de Amigos, Teléfonos, Independencia, Monte Oscuro, Yara, Italven y en el exclusivo Country Club de San Felipe. Por esos centros de diversión desfilaron muchas veces Los Reyes del Trópico, Yara Boy’s, Sonora Los Modernos, Los Excéntricos del Ritmo, Los Siderales de Toño y la recordada Swing Yara, dirigida por Ponciano Sánchez.
A raíz de la disolución de la última agrupación señalada, varios de sus integrantes puntuales, logran organizar, en breve tiempo, un grupo musical conformado por: Miguel Ponente Valente (trompeta), José “Pepe” Cornides (saxo), Giovanni Cortez (tres cubano), Franklín Sánchez (bajo), Antonio María Domínguez Rivero (batería), Manuel Salazar (tumbadora) y el cantante Ángel Alfonso Peña, quienes ensayaban, en sus inicios, en la casa familiar del trompetista, ubicada en la 8 Av. entre las calles 15 y 16. Al principio, la nueva banda no tenía nombre y para sus presentaciones utilizaban los antiguos atriles de la Swing Yara. Al poco tiempo, la trompeta líder del grupo, propone como nombre Los Latinos, siendo aprobado por los demás integrantes.
Corría el año 1965. Meses más tarde, pasan a llamarse definitivamente Combo Los Latinos y, de paso, le incorporan guitarra eléctrica y bajo acústico, quedando constituida la moderna agrupación por: Miguel Ponente Valente (trompeta), José “Pepe” Cornides (saxo), Benito Monsalve (guitarra eléctrica). Giovanni Cortez (bajo acústico), Antero Monsalve (tumbadora), Ángel “Catire” García (batería) y como vocalistas Rafael García y Eloy Manuel Bustillo. Más adelante, participarían por algún tiempo en la agrupación, los músicos: Oswaldo Díaz, Arnaldo Moreno (percusionistas), Sandy Herrera, Rodrigo Fonseca (guitarra eléctrica), Pedro Pablo “Pepino” Caldera, Américo Sgherza, Alfredo Martínez, Florencio Singer, José “Zamurito” Sanabria (cantantes) y otros más. En 1974, el Combo Los Latinos logra grabar un disco de 45 rpm, para el sello Discomoda, las piezas: Linda princesita (Miguel Ponente) y No puedo negarlo (P. Pablo Caldera, hijo). Curiosamente, el disco salió impreso con el nombre Grupo Los Latinos.
Era notorio que, en todas las presentaciones bailables del Combo Los Latinos, sus músicos siempre salían al escenario trajeados de smoking, en muchas ocasiones con paltó rojo brillante y, otras veces, con saco de color azul luminoso, los cuales eran diseñados y elaborados por el trompetista del grupo, en su famosa Sastrería Paris, ubicada en la avenida La Patria entre la 4ta y 5ta de la ciudad de San Felipe, local donde también ensayaban de noche la banda para deleite del público visitante.
Fueron muchas las actuaciones memorables del Combo Los Latinos, entre ellas resaltan: el recordado baile, mano a mano, con la Billo´s Caracas Boys, realizado en el Country Club de San Felipe, en las Ferias de Mayo de 1971, y transmitido en directo, por Radio Yaracuy, bajo la conducción del locutor Vicente Silva Villanueva; la participación musical en Radio Caracas Televisión en 1974, y en el programa “El tiempo es oro”, de Henry Altuve. Además no podría dejar de nombrarse la regia presentación, todos los años, en el Club Italven de la ciudad de San Felipe, en el famoso Baile de Año de Nuevo, con la acertada animación de Carlitos González. Para tal festín, la mayoría de los asistentes hacían la reservación de su mesa, con suficiente anticipación, para poder contar con los dinámicos y eficientes mesoneros del evento: Antonio Domínguez, “El negro” Vicente Martínez, Segundo Camacaro y el popular “Polaco” Michael Derkacz Kozenersky.
El Combo Los Latinos, se mantuvo tocando en los bailes de la ciudad de San Felipe hasta el año de 1975, siendo catalogado, por la mayoría de los críticos y fanáticos de la música bailable yaracuyana, como la mejor agrupación surgida en los años 60. La fuerza indiscutible de los arreglos y la sincronización armoniosa entre sus músicos ejecutantes avalan, con orgullo, el sostenido éxito de sus recordadas actuaciones.
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