domingo, 7 de abril de 2019

Damas del bolero cubano



Por: Hêctor Camacho Aular.
   La historia de la música popular latinoamericana tiene en el  bolero uno de sus momentos más románticos. Ésta expresión nace en Cuba en el año de 1885, cuando José “Pepe” Sánchez compone el primer bolero titulado Tristezas (“Tristezas me dan tus quejas mujer/profundo dolor que dudes de mí/…”). A partir de allí, van apareciendo, por toda la tierra de Martí, los primeros compositores y cantantes de éste ritmo quienes, con gran éxito,  se encargarán de difundirlo. En los años 20, María Teresa Vera se convertiría en la primera dama cubana en divulgar, a través de sus creaciones, los embrujos del bolero. De su inspiración es el recordado tema Veinte años. Más adelante, Rita Montaner y Esther Borjas, grabarían varias composiciones, con ese ritmo, pertenecientes al legendario músico cubano Ernesto Lecuona. También se hacen sentir en los escenarios las compositoras: Cristina Saledrigas, autora del famoso bolero Ojos malvados (“Si pensaba en ti/para mí no era vida/si pensaba en ti/para mí era sufrir/…”); Ernestina Lecuona y Casado, creadora de los temas Anhelo besarte, Solo a ti te quiero, Bésame con ternura, y otros más,  así como la destacada pianista, arreglista y compositora Isolina Carrillo, cuyo bolero Dos gardenias fue grabado, en la voz de Daniel Santos con la Sonora Matancera. alcanzando rotundo éxito,  .

   En la década de los 40, surge el innovador bolero feeling en donde se hace notoria la influencia del blue y del jazz logrando dotar al bolero tradicional con nuevos acordes, además  de enriquecer poéticamente las letras de los mismos. A esa onda creativa se unen las compositoras cubanas Tania Castellanos, Martha Valdés y Ela O’Farril, en compañía  de las cantantes cubanas: Elena Burke (“La Señora Sentimiento”), Omara Portuondo, Moraima Secada,  Esther Montalvan, Argelia Fragoso, Soledad Delgado Olga Guillot, Blanca Rosa Gil, Gina León Beatriz Márquez, Malena Burke, Ela Calvo, Rita Gil y otras más.

   Con la llegada de la era bailable y romántica de los años cincuenta, irrumpe en el mundo disquero la guarachera cubana Celia Cruz, quién con la Sonora Matancera llegó a grabar varios boleros con su azucarada voz, entre ellos Tu voz (“…tu voz se adentró en mi ser y la tengo presa/tu voz es tañer de campanas al morir la tarde/tu voz que es gemir de violines/en las madrugadas/...”). En la década siguiente, domina el escenario la excéntrica voz de Yolanda Guadalupe Victoria Raymond conocida como La Lupe, quién grabaría, con su estilo, los inolvidables temas Que te pedí y Adiós, con el respaldo de la orquesta de Tito Puente.

   Lo antes expuesto, es solo una muestra del trabajo musical desarrollado por las damas del bolero cubano quienes nunca dudaron  en promover con su fuerza romántica y poética las divinidades del bolero.  

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