lunes, 12 de octubre de 2020

PERÚ Y SUS VALSES CRIOLLOS

Por: Héctor Camacho Aular.



Uno de los géneros  de la música popular peruana más difundido en toda Latinoamérica y en el resto del mundo, han sus tradicionales valses criollos. Formalmente, hacen  su aparición en Lima entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, siendo los primeros en promocionarlos los músicos y compositores pertenecientes a la popular Guardia Vieja, quienes se encargarían  de estrenar sus creaciones en serenatas, celebraciones familiares  y en las fiestas populares de la ciudad colonial. De esa época son los valses criollos: Así es mi amor, La fe verdadera, La comarca, La pasionaria, Adela, Hermelinda, Pasión de hinojos y muchos otros más. Más adelante, aparecería en el escenario la figura del músico y compositor Felipe Pinglo Alva, autor de inolvidables piezas como El plebeyo (estrenado en el año de 1930), El espejo de mi vida, La oración del labriego, Jacobo el leñador, El canillita, Amor iluso,  Amelia, Claro de luna, Tu nombre y el mío, entre las más recordadas. Este talentoso creador supo incorporar a sus creaciones nuevas melodías y armonías a la hora de rendirle culto al amor, la naturaleza y a las labores del campo. Además habría que agregar, con justicia, el aporte de otros autores de inolvidables valses criollos como: Augusto Polo Campos (Y se llama Perú, Cuando llora mi guitarra), Mario Cavagnaro (Historia de mi vida), Eduardo Márquez Talledo (Nube gris), Pablo Casas (Anita), entre otros. También  hay que incluir el nombre de distinguidas compositoras peruanas, entre ellas, Serafina Quintera, Alicia Maguiña y, por supuesto,  a la famosa limeña Chabuca Granda, dueña y señora de los inolvidables valses criollos La flor de la canela, Fina estampa y José Antonio.

A lo antes expuesto, debemos mencionar la existencia de algunos famosos valses criollos realizados por autores extranjeros que han logrado tener mucho éxito disquero a nivel internacional, tales como: Amarraditos, original de los argentinos Pedro Belisario Pérez y Margarita Durand; China hereje, del uruguayo Juan Pedro López; Propiedad privada, letra y música del español Modesto López Otero  así como también el vals Que nadie sepa mi sufrir (“No te asombres si te digo lo que fuiste/Una ingrata con mi pobre corazón/Porque el fuego de tus lindos ojos negros/Alumbraron el camino de otro amor/…”), realizado en el año 1936, por los autores argentinos  Enrique Dizeo y Ángel Cabral, tema  versionado y grabado en francés, por la diva Edith Piaf, con el título de La foule.  En el año de 1983, el astro Raphael  grabaría el vals Chabuca limeña, perteneciente al compositor español Manuel Alejandro.

Con el correr del tiempo, muchos han sido  los cantantes y agrupaciones peruanas  que han grabado numerosos valses criollos y entre tantos figuran: el Dúo de Eduardo Montes y César Manrique, Chabuca Granda, Eloísa Angulo, Jesús Vásquez, Teresa Velásquez, Eva Ayllón, Lucha Reyes “La morena de oro del Perú”, Arturo “Zambo “Cavero, Luis Alberto Morales, Los Dávalos, Los Morochucos, Trovadores del Perú, Fiesta Criolla, Los Chamas, Tania Libertad, Maritza Rodríguez, Lucho Barrios y otros más. A nivel internacional, destacan las exitosas grabaciones de María Dolores Pradera, Julio Jaramillo, Palmenia Pizarro, Los Panchos,  Los Tres Reyes y de otros artistas más.

 Todo lo anterior narrado sobre el vals criollo peruano y sus asombros, nos reafirma que su  música está llena de “alma, corazón y vida”, tal como lo expresara el compositor de ese país  Adrián Flores Albán.   

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