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miércoles, 1 de junio de 2016

Rodolfo Salas Gismondi investiga en el MUCI las claves evolutivas de los reptiles de América del Sur



El Museo de Ciencias ratifica su estatus como centro de consulta científica

El paleontólogo peruano vino a Venezuela a realizar estudios sobre los fósiles de gaviales prehistóricos que el Museo de Ciencias resguarda a fin de reconstruir la historia de esta especie y responder preguntas inherentes a su forma de vida, así como su repentina extinción.
   
Hace más de 20 millones de años, un gran y caudaloso río tenía como desembocadura la costa del actual estado Falcón, esa costa distaba mucho de lo que es hoy: era una zona pantanosa, un estuario rico en vegetación y con una megafauna impresionante, entre ellos habían gaviales.

Sin embargo para encontrar en la actualidad a un descendiente de esos primitivos gaviales debemos ubicarnos en el subcontinente índico, específicamente en India, Pakistán y Bangladés, allí habita la especie Gavialis gangeticus, un exótico reptil de apariencia muy semejante a un cocodrilo verdadero, estos animales pertenecen a una familia en la que solo se encuentran incluidos debido a ciertas características únicas. 

Pero volviendo a nuestras tierras, los antepasados del gavial actual los podemos encontrar en Urumaco, estado Falcón. Esa tierra, ahora semiárida, ha llamado la atención de científicos nacionales y extranjeros por la gran cantidad de fósiles que se han encontrado, con registros que datan de hace 13 millones de años. 

Uno de esos científicos es el paleontólogo Rodolfo Salas Gismondi. Peruano de nacimiento, es el titular del Departamento de Paleontología de Vertebrados del Museo de Historia Natural de Lima, Perú y además es doctor en Paleontología en la Universidad de Montpellier (Francia). 

Fósil valioso
Para el académico los gaviales tienen aún mucho que contar, es por ello que su tesis post doctoral lo realiza sobre esta especie ya extinta en América, trabajo que lleva a cabo para la Universidad de Zúrich (Suiza). Su pasión por los reptiles de rostro largo lo trajo a Venezuela, a explorar Urumaco y a visitar el Museo de Ciencias a fin de  estudiar las especies fósiles que la institución resguarda en sus colecciones.

El Museo de Ciencias tiene una colección muy valiosa de cocodrilos fósiles de Urumaco. Me parece indispensable el estudio de estos fósiles para entender la evolución de los cocodrilos en la Amazonía y además en toda la región neotropical”.

A juicio de Salas Gismondi, Urumaco es particularmente importante. Explica que hace unos trece millones de años existía un enorme sistema fluvial que nacía en lo que hoy es Perú y Ecuador el cual vertía sus aguas en algún lugar del oeste de Venezuela.

El académico agregó que esta conexión con la región amazónica es fundamental para entender la biodiversidad que ahora existe en la selva del Amazonas. Señaló que el Mar Caribe era (y sigue siendo) un lugar muy cálido y al no existir el Istmo de Panamá  había una conexión con el océano Pacífico.

Es por ello que, por su condición geográfica y sus condiciones ambientales, la región occidental del estado Falcón concentra una gran diversidad de cocodrilos fósiles. Había un ambiente muy dinámico que tenía conexión con la Amazonía occidental”, resaltó. 

Salas Gismondi indicó que como parte de su estudio sobre la evolución de los reptiles en Sudamérica, debía pasar por el Museo de Ciencias a fin de consultar la colección de gaviales fósiles que la institución reguarda. 

El doctor explica que el Ikanogavialis fue el primer cocodrilo prehistórico descrito para Venezuela, este espécimen de rostro largo –especialmente adaptado para atrapar peces-  tiene muchas características que ayudan a comprender su comportamiento. 

“Este es un fósil de un gavial, colectado en el año 1972, por una expedición financiada por la National Geographic Society. Este cráneo tiene una data de 8 millones de años, es de gran interés por su estado de conservación y pertenece a una especie denominada Ikanogavialis gameori y viene de la zona de Urumaco”, explica Salas Gismondi, sosteniendo en sus manos la muestra paleontológica a la vez que aclara que estos fósiles también se han encontrado en otras partes de Suramérica. 

Desaparecidos, un misterio

A fin de reconstruir su historia y pasado biológico, Salas Gismondi hizo el estudio de esta pieza que se encuentra en el MUCI, que dará a conocer a través de su trabajo post doctoral. “Ellos constituyeron un gran grupo, aparecieron hace unos 80 millones de años y su extinción sucedió 4 o 5 millones de años. Lo paradójico es que su declive y desaparición ocurrió en el momento en que eran más diversos en la región y la causa de este hecho aún es desconocida para la ciencia”.

Salas Gismondi afirma que la comunidad científica ha concluido que en ese momento ocurrieron cambios ambientales en el planeta, además en ese momento aparecieron en el Neotrópico los cocodrilos (especie que llegó desde el Pacífico), “lo que supuso una competencia para las especies de gaviales que habitaban la región. Eso es lo que estamos tratando de responder si la extinción de los gaviales en Suramérica ocurrió por algunos de estos factores o la combinación de ambos”. 

Para entender la geografía de ese momento hay que tener en cuenta que hace 4 millones de años la actual América del Sur se encontraba aislada del resto de las masas continentales del planeta, aun no existía el istmo de Panamá y había un canal de conexión entre el Atlántico (a través del Mar Caribe) y el Pacífico, esta conexión permitió el intercambio de especies entre ambos océanos. 

“Además de esos factores el río que desemboca en las costas del mar Caribe empieza a mermar su caudal hace 10 millones de años, la causa fue el surgimiento de la cordillera de Los Andes, este nuevo plegamiento drenó los lagos que se encontraban en la Amazonía occidental, desvió las fuentes y dio origen al Amazonas, es decir las aguas cambiaron de dirección hacia el oeste”.

Honor y privilegio

Salas Gismondi asegura que todos estos factores son fundamentales para entender la historia y evolución de las especies en el norte de América del Sur, por eso para su estudio ha sido muy importante el análisis y registro de cada pieza de evidencia que se han encontrado en lugares como Urumaco, La Venta (Colombia) y Pebas (Perú). 

Este es un trabajo muy extenso, lo inicié hace cuatro años estudiando fósiles en la región de Pebas (Perú), allí describimos una nueva fauna con una data de 13 millones de años, es decir precede a la formación del Amazonas que se formó hace 10 millones de años, entonces la idea es hacer una revisión en la perspectiva histórica de todos estos eventos, juntando toda la información y tratar de entender el proceso de forma integral”.

A fin de llevar a buen término su trabajo académico, Salas Gismondi ha visitado países de América y Europa que poseen colecciones relacionadas con su estudio, así como ha consultado cientos de publicaciones relacionadas con el tema, no obstante para él lo más importante ha sido la observación directa. 

Aunque hay fotografías y publicaciones relacionados con su estudios, la mejor forma es ver la pieza, ver sus detalles, anotaciones precisas y hacer dibujos que son vitales para mi estudio”.

En ese sentido afirma que para finales de año ya tendrá listo un borrador de su trabajo, asegura que el haber consultado las piezas que Museo de Ciencias resguarda ha sido un gran honor, un privilegio que le ha dado gran satisfacción. 

Es muy grato tener la oportunidad de observar estas especies que se encuentran en tan buen estado de conservación, que me servirán de mucho para que todos podamos comprender esta historia. Estoy muy agradecido con Jorge Carrillo Briceño, con  Hyram Moreno y con el Museo de Ciencias por todo el apoyo que me han prestado. Esta clase colaboraciones deben continuar”.

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