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lunes, 13 de junio de 2016

Artesanos reafirman compromiso con la formación artesanal en Venezuela



Fortalecer la economía cultural del país a través del estímulo y la profesionalización de los saberes de los diferentes oficios artesanales fue el objetivo del I Diplomado en Formación de Facilitadores en Producción Artesanal, organizado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, que culminó con éxito este miércoles.

Dicho plan de formación, que se inició el 19 de febrero de este año y se extendió por más de tres meses, tuvo lugar en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (Unesr), ubicada en la capital venezolana, donde alrededor de 27 participantes compartieron sus experiencias y nutrieron sus conocimientos sobre esta área.

“Este diplomado nos ha ayudado mucho en nuestra formación. Nos ha enseñado a compartir y nos ha hecho entender que los artesanos somos los futuros productores de esta nueva Venezuela que se está formando con la Revolución Bolivariana”, comentó el señor Alfredo García, dedicado desde su infancia a la creación de instrumentos musicales con madera.

Para García el artesano es una persona autosuficiente e innovadora que tiene la capacidad de construir con sus propias manos las herramientas necesarias para su trabajo, cualidad que considera importante transmitir a los demás venezolanos.

“Al momento de construir muchas de las piezas que tengo, no tenía herramientas para hacerlas y yo mismo las he confeccionado para poder trabajar. Eso es ser un artesano, solucionar e improvisar ante las carencias. Las sillas de mi casa las hice yo e, incluso, mi bastón lo hice con mis propias manos”, agregó.

El diplomado estuvo compuesto por ocho módulos, que abarcaron la visión del artesano como ser humano creador de haceres y saberes, la ética y valores eco-socialistas, su arraigo histórico-tradicional-autóctono, el marco legal y la visión de crear un sujeto que además de producir un bien artesanal lo realice con calidad de exportación y la evaluación de los aprendizajes y socialización de los resultados.

Este cierre académico estuvo amenizado por la presentación musical de los niños de la coral de la Escuela Básica Los Naranjos, así como de una muestra artesanal donde se expusieron las creaciones de cada uno de los participantes.

Oficio reivindicado
Douglas Gatters, artesano en talla de madera y repujado en metales, proveniente de Guacara, estado Carabobo, recordó que antes de la llegada de la Revolución Bolivariana los artesanos no contaban con ningún tipo de apoyo, motivo por el cual este gremio comenzó la lucha imbatible por la defensa de sus derechos.

“Hoy en día, gracias al sistema que implementó el comandante Hugo Chávez, se nos reconoce a nosotros como artistas, como creadores. Se nos dio la oportunidad de visibilizarnos y de darnos a conocer a través de lo que nosotros hacemos, que es nuestro trabajo manual y creativo”, expresó.

Destacó que, ante la coyuntura económica que enfrenta el país, el artesano tiene un papel fundamental en el proceso productivo y social de la nación, pues además de su talento para crear productos pese a las adversidades y los pocos recursos, tiene la enorme responsabilidad de tocar la sensibilidad de los venezolanos para concientizarlos.

“Dado los beneficios sociales que hemos logrado en estos últimos 17 años, yo creo que debemos trabajar para concientizar, para sensibilizar al ciudadano. Considero que la conciencia ciudadana lamentablemente aún está dormida, podemos ayudar a resolver esta situación económica mediante la conciencia y el acompañarnos y respaldarnos unos a otros”, manifestó.

Dedicado desde hace más de 25 años al área artesanal, para Douglas este diplomado permitió reconocer la necesidad de la profesionalización de este oficio, además del compromiso de cada creador de llevar sus conocimientos a todo el pueblo.

“Somos artistas cuyas piezas pueden llegar a salir fuera del país, pero sólo si nosotros le damos una estética que pueda elevar la calidad de nuestros productos para competir con otros artesanos en el mundo. Necesitamos subir cada vez más las exigencias que nos pide el mercado cultural y ahora que contamos con la titularidad de facilitadores de un proceso artesanal tenemos el compromiso de salir de acá a multiplicar nuestros conocimientos”, manifestó.

Sustento de vida
La artesana Katerin Rojas, mejor conocida como Naty, de 32 años de edad, aseveró que gracias a su trabajo artesanal con el reciclaje, el cuarzo y los metales, ha podido obtener el sustento necesario para vivir y mantener a sus dos hijos.

Hace 9 años se retiró de una empresa privada para dedicarse a lo que realmente le gusta, la artesanía, y desde entonces confiesa que su constancia y perseverancia en este oficio ha rendido excelentes frutos.

“Yo viví arrimada toda mi vida, hasta los 21 años que me dediqué por completo a la artesanía, con el dinero que obtuve por mi trabajo compré el terreno para mi casa. Algo que no me dio una compañía lo logré vendiendo artesanía y hoy en día no sólo ya tengo mi casa, sino que estoy construyendo mi taller en el mismo espacio”, explicó.

Señaló que este arte además ha afianzado los lazos con su madre, pues durante muchos años había sido objeto de rechazo en su propio núcleo familiar. “La artesanía me ha dado mucho, creo que hasta que mi familia me valore un poco más, porque como todos son muy estudiados y para la sociedad el artesano es un loco, siempre fui excluida”, agregó.

En este sentido, resaltó que este gremio se ha ganado el respeto por su resistencia ante tanta represión de la cual han sido victimas los creadores desde décadas atrás, al ser considerados como un factor de anarquía y rebeldía para la sociedad.

“Mis hijos están orgullosos de lo que yo hago, hablan de mí como la mujer maravilla. La artesanía es mi vida y cada día le doy gracias a Dios porque me puso una pinza en mi camino, porque gracias a eso he construido mi vida”, resaltó.

Cultura de trabajo y educación
El educador y artesano Javier Gómez, de 70 años de edad, considera necesario fomentar en el pueblo venezolano una cultura de trabajo y una política educativa que contribuya al desarrollo del país a través de la producción.

Para ello resaltó la importancia de profundizar en la formación de los ciudadanos pues, desde su perspectiva, es fundamental la concientización acerca del proceso bolivariano para la defensa de la revolución.

“Si queremos defender el proceso revolucionario tenemos que formar a la gente. Hay que producir, hay que trabajar, hay que trasformar la materia prima y crear bienes de consumo”, consideró.

Gómez calificó este proceso de formación de tres meses como una reivindicación a la imagen del artesano y un reconocimiento a su trabajo, que espera pueda ser multiplicado en todo el territorio nacional.

“Cuando uno anda en la calle, la gente ve un artesano y dice que es un drogadicto, porque es lo que nos han enseñado, pero resulta que nadie pensó que un artesano podía ser un grupo de gente que piensa, que escribe, que analiza, que critica, que sufre y que tiene visión de futuro”, señaló.

Juventud artesana
El trabajo de la artesanía también es un oficio que los jóvenes pueden emprender y así lo demuestra Jonathan Jiménez, encalador de metales, madera y otros materiales, quien a sus 25 años de edad se ha entregado por completo al mundo del arte.

“La artesanía me ha ayudado a independizarme. Después de tantos trabajos, me di cuenta de que el humano vale más que un sistema que nos controla, nosotros no tenemos porqué ser controlados”, señaló.

Para este joven creador resulta imperante fomentar el aprecio y el respeto por este noble oficio en los niños desde muy pequeños, pues considera que sólo así se puede profundizar el arraigo de la artesanía en el acervo cultural venezolano.

“Quizás en los jóvenes de mi edad es más difícil hacerles entender la importancia del arte, creo que el problema debemos solucionarlo de raíz, enseñando a los chamos desde las escuelas, para hacerlos entender que la artesanía es un mundo mágico, un mundo en el cual se pueden sentir libres. Tenemos que enseñarles que las cosas no sólo hay que comprarlas sino que podemos hacerlas. Somos capaces de hacer un mundo nuevo”, enfatizó.

Con respecto al diplomado, indicó que mediante esta experiencia aprendió a crecer como creador, a organizarse, a reconocerse como punta de lanza para estos nuevos procesos educativos y a articular su producción con el sistema económico del país.

“Somos productores, porque nuestra creatividad se activa con el material que consigamos y si partimos de esto podremos avanzar con el país en un proceso productivo”, explicó.

Labor gratificante
La señora Rosario Castillo, quien llegó de Colombia a tierras venezolanas hace casi tres décadas, destacó que el trabajo de formación artesanal que ha realizado en comunidades de bajos recursos ha sido su labor más gratificante como artesana, pues a pesar de las adversidades de estos sectores, ha podido transmitir sus conocimientos y motivar a las personas a trabajar.

Experta en la técnica del macramé y la mostacilla, recuerda que con la creación de la Gran Misión Vivienda Venezuela, en 2011, el comandante Hugo Chávez Frías creo escuelas de artes para los refugiados, en las cuales ella participó. “Me costó la adaptación pero lo logré y para mí fue un trabajo muy enriquecedor”, indicó.

“Hay artesanos a quienes lo que les gusta es cobrar, pero a mí me gusta hacer labor social en los barrios. El hecho de enseñar me encanta, llevo 20 años haciéndolo y lo hago con gusto. Tengo alumnos de todas las edades”, comentó.

Inclusive, Rosario ha dado clases y talleres en asilos, cárceles, barriadas y centro de rehabilitación para jóvenes con malos hábitos. “Siempre que aprendo algo, busco la manera de cómo enseñarlo a los demás, porque lo mío es eso, enseñar”, agregó.

A sus 50 años no se arrepiente de haber escogido este oficio para toda su vida, pues gracias a su creatividad y a sus manos ha podido vivir en buenas condiciones. “Empecé a hacer artesanía desde los 15 años, ya tengo 50. Con la artesanía he vivido y vivido bien. Soy artesana y me moriré siéndolo”, puntualizó.



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