Noticias Destacadas...

Conformado Frente Antifascista en Yaracuy

Periodista Ruthmary Araujo CNP Nº 16. 099-.   En aras de preservar la paz nacional, la mañana de este viernes 27 de septiembre un grupo de v...

miércoles, 9 de mayo de 2018

Sueño de un montañero salsero



Por: Héctor Camacho Aular.

Ese día, 2 de agosto, decidió almorzar en su restaurant preferido, en horas de la tarde. Como de costumbre, ingirió en su alimentación muchas proteínas, carbohidratos y vitaminas acompañadas con medio litro de jugo espeso de tamarindo. De inmediato, sintió en su cuerpo la fuerte alarma satelital del catabolismo, lo que originó que se dirigiera  rápidamente al baño. Allí, en apenas microsegundos  fue atrapado por los largos brazos de Morfeo y, al instante, comenzó a ver su cuerpo montado en una bicicleta montañera subiendo una empinada cima, en compañía de varios ciclistas amigos. Mientras que, en la noche observaba que bailaba, sin descanso, largos set de salsa dura con una bella dama andina en la mejor discoteca de la ciudad. Al final del sueño, recordaba  con insistencia la cita que tenía pautada con un conocido cliente, muy temprano en la mañana, en su taller electrónico. Fue entonces, cuando pudo abrir los ojos para encontrarse con la sorpresa de haber quedado encerrado en el baño del restaurant, donde cinco horas antes había almorzado. Lo primero que se le ocurrió fue llamar al celular de su fiel sobrino para que procediera a su rescate. Éste activó de inmediato un plan de emergencia que lo llevó a contactar, en primera instancia, al dueño del negocio, además de alquilar una poderosa grúa para llevarse la camioneta del tío, quién seguía  encerrado en el baño y, por último, logró divulgar lo ocurrido de manera  muy  discreta por las redes sociales.


Esa noche, el dueño del local festejaba con  sus amigos su cumpleaños en una casa de festejos y al enterarse de lo sucedido, convocó a todos los invitados para que  lo acompañasen a su local para buscar “el regalo sorpresa” que le tenían sus empleados. Al llegar al restaurant,  subió rápidamente la pesada santamaría y lo primero que vio fue al atribulado cliente, quién solo alcanzó a decirle: “Mañana vengo más temprano a comer pero no vuelvo a pedir más nunca  jugo espeso de tamarindo”. Una vez en el estacionamiento, el sorprendido cliente observó que muchos curiosos estaban filmando, con sus celulares, el feliz rescate  y se peleaban entre ellos para lograr entrevistarlo pero éste, con suma cortesía, les manifestaba: “Dejémoslo esto para después. Esto puede esperar”. De inmediato, prendió su camioneta que lo llevaría a otro restaurant donde disfrutaría, a solas, su merecida cena de medianoche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario