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martes, 24 de abril de 2018

Cuentos del abuelo "El torpedero maquillado"

Esteban "Planchón" Garrido


Por: Héctor "Tico" Camacho Aular.

En ocasión de celebrarse en la ciudad de Maracaibo los Juegos Deportivos Nacionales, a la selección de beisbol de Yaracuy le tocó alojarse en las habilitadas instalaciones del Liceo “Rafael María Baralt”, conjuntamente con la novena de Lara. En el día de descanso de ambos equipos, el inquieto yaracuyano Esteban logró escaparse de dicha concentración en horas de la noche, para irse a parrandear hasta altas horas de la madrugada con su amigo Benito Ramírez, integrante estrella de la selección de básquet de Carabobo. Muy temprano en la mañana del día siguiente, sus compañeros de equipo comenzaron a balancear rápidamente la litera donde dormía. Cuando al fin Esteban pudo abrir los ojos se encontró con la sorpresa de estar rodeado de militares quienes custodiaban la presencia del Presidente de la República de Venezuela, doctor Rafael Caldera.  Fue entonces cuando por su asustada mente surgió la interrogante: ¿Estoy soñando o lo que tomé anoche estaba “puyao”? Enseguida se le acercó la majestad presidencial para decirle en tono sonriente: “Paisano, no se ha visto en el espejo ésta mañana”. Después pasaría  a saludar a cada uno de los integrantes de las dos delegaciones presentes allí para salir luego a toda prisa del recinto. Por su parte, el sorprendido Esteban corrió inmediatamente hacia el baño pasando en su largo recorrido justamente por el comedor donde estaban desayunando todos los peloteros que al verlo soltaron una gran carcajada en estéreo. Al llegar al baño se miró en el espejo  y notó, con asombro, que sus labios estaban pintados de rojo pasión, tenía unas pestañas postizas enormes y unas cejas luminosas muy bien delineadas de color amarillo intenso además, mucho polvo cremoso brillante en la cara. Su rostro maquillado parecía al de una bailarina del famoso Moulin Rouge, de París.

Un año después, Esteban volvió a encontrarse con el doctor Caldera, ésta vez sería en San Felipe en el Gimnasio “Nicolás Ojeda Parra”, en un acto ofrecido para exaltar las glorias del deporte yaracuyano, donde por cierto  fue condecorado dos veces por el ciudadano Presidente de la República, quién al felicitarlo le dijo en voz baja: “Garrido, averiguaste por fin quienes fueron los autores de la graciecita en Maracaibo”. 

Finalmente todo el mundo supo,  según testimonio del propio agraviado, que los autores de la comentada ocurrencia  habían sido sus dos amigos peloteros del equipo de Lara: el lanzador Blas Polanco y el toletero “Chemeco” Torres. Al primero de ellos, Esteban le puso un cable pelao con corriente en la litera donde dormía y, al segundo, le cortó el pantalón del uniforme en pedacitos para que no pudiera jugar en los próximos encuentros del certamen.

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