EL BOWLING EN YARACUY

Por: Héctor Camacho Aular/ Fotografía: Jugadores galardonados en el "Bowling Yurubí" de San Felipe (junio, 1969)

 El boliche, para sorpresa de algunos, es uno de los deportes más antiguos que se conoce en la historia de nuestro planeta. Minuciosas investigaciones arqueológicas realizadas en el antiguo Egipto demuestran  que ya era practicado hace aproximadamente 7.000 años. En Venezuela comenzó el ejercicio de ésta disciplina a mediados del siglo XX, específicamente, en la década de los 30. Años después, el 10 de septiembre de 1953, el  Instituto Nacional de Deportes, autoriza mediante oficio N° 1029, el funcionamiento de la Federación Nacional de Boliche, la cual se encargaría de organizar, autorizar y validar los diferentes torneos nacionales de esa especialidad.

   En los años sesenta  en el estado Yaracuy, los visionarios empresarios Flavio Toaiari, Pedro Gravina, Wladimir Rodríguez, José Luis Gutiérrez Crespo y Jesús “Tito” Plasencia Meza, fundan en San Felipe el Bowling Yurubí, en una de las instalaciones del complejo turístico Rio Yurubí, ubicada en la prolongación de la avenida La Paz (hoy, avenida Alfonso Bortone Goitía). Este espacioso salón bolichero estaba conformado por 6 canchas automatizadas marca Brunswick, con pista de madera sabiamente ensambladas por el ebanista Nicolás Rodríguez y tenía como expertos en el mantenimiento del complejo a Pedro Sánchez y José Ochoa. Además contaba con la presencia del entrenador mirandino Pablo Hernández. La regia inauguración de dicho local fue realizada el 10 de mayo de 1968. Ese mismo año, fue fundada la Asociación de Bowling del estado Yaracuy, presidida por el dinámico jugador Luis Rodríguez Camacaro, el popular “Luis Garranchán”.

   En la historia del bowling yaracuyano fueron muchos los jugadores que participaron en torneos y campeonatos tanto locales como nacionales resaltando, entre ellos, la actuación de Manolo Puche, Ängel Saldivia, Aquiles Escobar, Giuseppe “Pepe” Paván, Yolman Zerpa, el jugador zurdo Antonio Natale( único en lograr juego perfecto de 300, en la bolera Yaracuy, hazaña lograda el 10-06-79), Ramón Ortiz, Johnny De Sousa, Carlos Guevara, Caracciolo Castillo, Francisco “Kiko” Navas, Luis Rodríguez Camacaro (primer yaracuyano en subir a primera categoría), Carlos Prada , Miguel Ángel Castillo, Enrique Tirado Espinoza, Rudy Kreubel Palavicini, Flavio Toaiari (hijo), y otros más; así como también, la de las jugadoras Cora Useche de Escobar, Nancy Navas, Yolanda Pigotti, Olga Nuñez, María de los Ángeles Betancourt, Stella González Alvarez de Lugo, Violeta Aranguren Serva, Mariela Cordido , entre otras.

   Para la memoria bolichera yaracuyana quedarán guardados en su archivo los triunfos logrados por sus jugadores,  como dignos representantes del estado, en diversas competencias nacionales. Tal es el caso de la actuación victoriosa de Yolman Zerpa, al obtener medalla de plata  como subcampeón individual y todo evento en la tercera categoría, en el Torneo Oficial de Bowling realizado en Maracaibo, en octubre de 1969;  así  como también, el obtenido por Manolo Puche, al llegar, ser el subcampeón nacional de bowling, todo evento e individual, en los encuentros realizados en la bolera Pin Aragua de  Maracay, durante los Juegos Nacionales de 1971. Por supuesto no podría faltar, en ese archivo, la hazaña lograda en julio de 1979, por el zumuqueño Wilfredo “Will” Alvarez García, al titularse campeón nacional individual y todo evento en tercera categoría, en el Campeonato Nacional  Federativo, realizado en Mérida y convertirse, de paso, en el primer yaracuyano que se ciñe una corona nacional de boliche, siendo reseñada dicha victoria en la revista “Strike”  de la Federación Nacional de Bowling. Para ésta ocasión, la selección de Yaracuy estuvo integrada por: José “Pepe” Fernández, Jesús Alfonso Avendaño, Antonio Ribas, Alonso Rodríguez y Wilfredo Álvarez García.

   La actividad bolichera yaracuyana duró hasta el año de 2006. En esos treinta y ocho de existencia fueron muchos los eventos y victorias que se celebraron en torno a los elegantes pines derribados por la embestida triunfal de aquella pesada bola. Por eso no es de extrañar, que en un futuro próximo la fiebre del bowling por las noches vuelva a revitalizarse con su magia y asombro para deleite de muchos.