Omar Ávila
Diputado a la AN
Twitter e instagram:
@omaravila2010
Hoy en día vemos entre las contradicciones de este
gobierno que se han sentado a dialogar con el "imperio", ese que
tanto critican y que según ellos es el culpable de todos nuestros males.
Son los mismos que criticaban que en "la
cuarta" república se necesitaba un carnet político para conseguir trabajo,
hoy exigen a los venezolanos un juramento de lealtad absoluta para poder
adquirir una bolsita de comida, mientras que otorgan pasaportes diplomáticos a
narcotraficantes, terroristas y corruptos.
Es una tragedia que los venezolanos suframos por la
incapacidad de un gobierno que siempre evade su responsabilidad y se la
adjudican a terceros, llevando todo a la diatriba política. Así escuchamos a
Maduro y a los distintos voceros del régimen decir que la destrucción de la
economía es culpa de una “guerra económica” y no del fracaso del modelo
económico; que la escasez no existe, porque tenemos comida para alimentar a
tres países; que la inseguridad no es producto de la impunidad reinante, sino
del paramilitarismo que promueve la derecha apátrida con la ayuda de Uribe y
del imperio, que el revocatorio es una “opción” del CNE y no una obligación
constitucional, y así pudiera seguir enumerando un largo etcétera de
“justificaciones” injustificadas de quienes no admiten su incapacidad para
gobernar.
En resumen, eso de la coherencia -valor fundamental en
la política- no va con esta “revolución” y por ello vemos que se declaran
contra el rentismo petrolero, luego de habernos hecho más dependiente del
petróleo como nunca antes, que impusieron un control de precios para según
proteger a los más pobres y generan una superinflación. Imponen un control de
cambio porque los dólares son del pueblo, mientras continúan entregándoselos a
los enchufados y son tan descarados que ahora le echan la culpa a los cupos de Cadivi.
Critican el bachaqueo -hijo de este modelo económico
fracasado- pero de igual manera reprochan el consumismo que ellos mismos
estimularon durante casi una década producto de la gran bonanza petrolera. Se
declaran nacionalistas y anti-imperialistas, mientras entregan nuestra
soberanía a Cuba e hipotecan el país a los chinos, así como han preferido
mantenerse al día con Wall Street, que solventar el problema de comida y
medicinas que padecemos los venezolanos.
Asimismo se dicen ser ecologistas, pero se han
repartido el arco minero, se oponen a la privatización, pero nos tienen a los
venezolanos contratando servicio privado para poder tener luz y agua.
De esa misma forma encarcelan a todo aquel que le
incomoda lo que dice o hace, con evidencias que no van más allá que lo que dice
un patriota cooperante, un ministro o el mismo presidente, para que venga un
fiscal e intérprete a conveniencia de los voceros del gobierno dicha detención.
Un gobierno cada día más enredado en sus mentiras, que
ahora lo vemos tratando de explicar como un logro la paliza que recibió en la
OEA y como un fracaso que a pesar de la violación del reglamento logramos
validar el 100% de las firmas que eran posibles, de acuerdo al número de
máquinas que nos colocaron para tal fin, y en lo personal, humildemente lo dije
con anterioridad que con ese número de captahuellas era imposible validar más
de 400 mil firmas.
Vemos con pesar, lo que ya habíamos anunciado: un
gobierno que ha perdido la brújula, que cada día está más solo y que ante la
inminente salida que les espera tratan de hacer creer que la mayoría los apoya
todavía.
Por último pido a nuestro pueblo paciencia; el
revocatorio político cada día está más cerca, aun cuando Nicolás y su gobierno demuestran
que prefieren un revocatorio social.
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