En
horas recientes la estafa del gobierno nacional a través de su canciller Delcy
Rodríguez, aseguró que la pobreza en Venezuela se ha erradicado gracias a la
implementación de los CLAP, como paliativo para contener la crisis humanitaria
que atraviesa el país; cuando todos sabemos que 67% de la población está
excluida de esta medida populista que es más lo que derrocha en publicidad, que
el contenido que tienen las bolsas de la humillación y el hambre.
La
canciller ocultó que 82% de la población está en condición de pobreza, y que
hoy más de 3 millones de coterráneos comen de la basura, mientras que 9 millones
de personas comen una sola vez al día cuando mucho. No obstante, esta hambruna
colectiva que se registra en Venezuela no se contiene con una bolsa de productos
alimenticios que se vende una vez al mes en los mejores casos, y que por ende
no alcanza ni para tres días para una familia promedio de cuatro miembros.
Pues
bien, tendríamos que preguntarnos si los CLAP son en realidad un problema, o
una solución a la crisis alimentaria en el país. Yo me atrevo a asegurar que es
una campaña de pañitos calientes como todo lo de este gobierno, porque es falso
que la supuesta distribución anunciada con bombos y platillos de 6 millones de
cajas CLAP, va a satisfacer la demanda y el hambre de 32 millones de
venezolanos que cada día padecen por la escasez y el alto costo de los
productos de primera necesidad.
Desde
que nacieron los CLAP se convirtieron en la crónica de una muerte anunciada de
un programa que fracasó porque el diagnóstico y razón de ser son equívocos,
porque no se puede distribuir lo que no se produce; aquí el problema no es la
distribución sino la producción nacional. Recordemos que cuando este modelo
político llegó al poder, los niveles de importación eran entre 12 al 15% del
consumo nacional, hoy lamentablemente apuestan a un modelo de importación
porque allí está el gran negocio para los jerarcas de la revolución.
Yo
invito a Nicolás Maduro y a Freddy Bernal a que vayan al estado Yaracuy y hagan
un recorrido a lo largo y ancho de nuestra geografía, para que vean en carne
propia las necesidades que pasa nuestro pueblo ante la carencia de alimentos, y
por las fallas en la distribución de las cajas CLAP, que no han sido más que
una oferta engañosa de un gobierno fracasado frente a la peor crisis que ha
creado por corrupción, ineptitud e inmoralidad.
Las
cajas de los CLAP se han convertido en un gran negocio para los fariseos del
gobierno a quienes les han otorgado tal responsabilidad. Es decir, son muchos
los que desvían la mercancía para luego revenderla a precio dolarizado; sólo
reciben las cajas CLAP quienes aplauden como focas las acciones equívocas y
erróneas de una cúpula cívico militar, y así se comete una serie de
irregularidades que impide la llegada de estos productos a los hogares que
realmente lo necesitan.
Son
tan corruptos que compran los productos de los CLAP a dólar preferencial y los
venden al pueblo a precio de dólar paralelo; aparte de esto no le dan incentivo
a la producción nacional, y lo que siguen haciendo con el tema alimentario es
un gran negocio con muchos beneficios económicos para una minoría, mientras la
gran mayoría muere de hambre y mengua.
Este
gobierno lejos de traer una solución a la crisis alimentaria con las cajas
CLAP, lo que se ha convertido es en un problema y en una gran farsa a la que le
vale poco las necesidades y el hambre de nuestro pueblo, porque ellos tienen
bien llenos los bolsillos y los estómagos de la revolución. Clap, Clap, Clap,
suenan las ollas vacías y los estómagos de los venezolanos muriendo de hambre y
mengua.
Luis
E. Parra
Diputado
a la Asamblea Nacional
Primero
Justicia
@LuisEParra78
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