Por: Héctor Camacho Aular.
Esteban Garrido. |
Han transcurrido sesenta años y aún Esteban
mantiene viva la esperanza de volver a montar su bicicleta negra Rally modelo
NLVM56, que una vez le quitó prestada su amigo Roberto para dar una vuelta por
los alrededores del Parque Junín de la ciudad. Cada día, para entretenerse,
recurre con frecuencia a su luminosa memoria recordando sus primeras andanzas tanto
en el voleibol como en el basquetbol, realizadas en la famosa Cancha Popular. En
su archivo mental también quedó grabada para siempre su fugaz ocurrencia de
practicar boxeo en el gimnasio que existía en San Felipe, por los años 50, en
el cruce de la 4ta avenida con la calle 15, bajo las órdenes del entrenador Kid
Chocolate donde logró intercambiar puños con los prospectos: Silverio “Cabilla”
Garranchán, Omar Corniel, Ramón”Pariente” Mendoza, Saturno Parra “La Taza”, Rafael “Chingo Ford” Gutiérrez, Roberto
“Bullaranga” Gutiérrez y otros más. En ésta breve pasantía por ese deporte,
logró realizar dos peleas estelares, saliendo victorioso en ambas. El día que
se disponía a realizar su tercer combate, minutos antes, Luisa Ernestina, vecina
del barrio donde vivía, le preguntaba con asombro a su madre Antonia Celestina:
“¿Desde cuándo practica boxeo Estebita en el gimnasio? Por cierto, me dijeron
que hoy estará peleando”. Inmediatamente, su progenitora se puso acalorada y
furiosa, contestándole enérgicamente: “Ya voy para allá y lo sacaré a palo
limpio con ésta escoba que me acaba de comprar Pedro Manuel”.
En efecto, la decidida madre se presentó al
gimnasio justo en el momento que el anunciador Juan Saya estaba presentando a
los boxeadores y ella, sin mediar palabras, bajo del ring al asustado Esteban
agarrándole muy fuerte por las orejas además de propinarle varios golpes con el palo de escoba
tanto en la espalda como en las canillas. El público asistente por segundos
enmudeció para luego reírse a todo volumen. Mientras tanto, el consentido
Estebita no abrió la boca para nada y con suma humildad aceptó aquel público castigo.
Ya camino a su casa, cuando estaban pasando
por el negocio de Pedro Miguel Estrella, ubicado en la esquina de la 5ta
avenida con calle 16, se les apareció un amigo del frustrado boxeador quien al
percatarse de la situación, alcanzó a decir en voz alta: ¿Quién es esa negra gorda
que te está pegando con ese palo de escoba? Inmediatamente, Esteban
visiblemente molesto sin mediar palabras le respondió:”Sabes cómo es la vaina,
ella es mi madre y yo la respeto mucho” Seguidamente, le cayó a ganchos, jabs y
finalmente lo remató con un tremendo upercup dejándolo completamente desmayado
en el suelo y de paso, hizo que vomitara toda la comida que había ingerido
horas antes, en el quiosco de Nicasio Mena del Mercado Municipal.
Esteban finalmente llegó a su casa con la
espalda y las canillas muy adoloridas, no obstante, su madre Antonia Celestina
lo mandó a bañar enseguida para luego vestirlo con ropa limpia. Esa noche, no pudo
conciliar el sueño sin embargo pudo hablar directamente con su yo personal jurándole
no volver al cuadrilátero por el resto de sus días.
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