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(Omar Ávila) Dos meses acaba de cumplir el tan “cacareado” plan de recuperación económica anunciado por el gobierno. Por enésima vez Maduro promete resolver la grave crisis económica, luego de experimentar entre otros “planes”, los 15 motores que nunca arrancaron; de achacarle la culpa a la fulana “guerra económica” en la que por cierto, por primera vez escuché recientemente a un vocero gubernamental asumir que no pueden seguir escondiéndose detrás de esa excusa.
Lo cierto es que la hiperinflación acaba de cumplir su primer año, en donde a pesar de los constantes aumentos de sueldos, la realidad es que cada día se hace más inaccesible para la mayoría de los venezolanos poder adquirir al menos lo básico para poder comer, producto de la terquedad del régimen en querer manejar la economía por decreto, controlando todo y aplicando medidas judiciales, contrario a lo que debe ser el ABC de la economía.
El gobierno sigue entre otras cosas emitiendo toneladas de dinero inorgánico y a su vez aumenta el encaje legal: algo así como meter el acelerador a fondo y clavar los frenos al mismo tiempo. Lo otro que debemos preguntarnos es: ¿Por qué el régimen de Maduro quiere sustituir el dólar por el euro y no por el Petro? La respuesta es sencilla: el Petro no existe ni existirá. Murió antes de nacer. Y la insistencia de Nicolás en imponerlo tiene que ver con su plan de destruir lo que queda del sector productivo para atornillarse más en el poder.
El anuncio oficial de huir del dólar, para nuestras transacciones, es contrario a normas del convenio con el Fondo Monetario Internacional, del cual formamos parte. La señal a la comunidad financiera internacional aumentará la alarma de nuestros acreedores. El aislamiento del país, perjudicará aun más nuestro comercio internacional y agudizará nuestro déficit de balanza de pagos.
Es un disparate salir de la esfera del dólar, porque no solo es que el petróleo que se negocia con Estados Unidos seguirá siendo cancelado en dólares, sino que el 75% del mercado global de divisas corresponden al dólar (48%) y al euro (27%). Las demás monedas no llegan al 5 %. Otras ni siquiera se cotizan. ¿De qué está hablando Maduro entonces? Además que se encarecerán los pagos de los importadores, y al cambiar dólares por euros, los bancos cobran entre 3 y 5% de comisión.
Y ni hablar del plan de ahorro fantasioso y estafador en oro y en Petro. Otra locura. Ya hasta los aguinaldos de nuestro pueblo están empeñados. Cómo se puede ahorrar algo, si ni siquiera lo que ganamos alcanza para satisfacer las necesidades básicas. Muchos preguntamos ¿Qué será de la vida de los “precios acordados”? Al parecer ya nadie se acuerda de ellos, sino que la realidad, es que solo existen los “precios olvidados”.
Lo cierto es que lamentablemente vamos hacia el colapso general, porque no sólo económico, son también los servicios, en el que en días recientes dos tercios del país nos quedamos sin energía eléctrica; fallas constantes que contribuyen a hacer inviable cualquier plan de recuperación de la economía nacional. Sumado a los daños a comercios y familias.
Sin embargo, salió a la luz pública uno de los casos de corrupción más grandes de un viceministro en el área eléctrica. Allí la razón de a donde fueron a parar los recursos para inversiones y el mantenimiento del servicio.
Cada día que pasa son más las víctimas, mayor el sufrimiento, y más costosa la recuperación del país. Por ello urge que nos unamos todos los venezolanos democráticos para quebrar definitivamente esa línea de constantes fracasos que a lo largo de estos años ha venido cometiendo esta dirección política opositora, que los ha llevado a que la mayoría del país desconfíe de ellos de la misma manera que desconfían del gobierno.
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