Por: Héctor Camacho Aular
Por la mente de un músico perseverante a
cada instante afloran diversos retos en su carrera prometida que, en principio,
resultan fáciles de cumplir. Sin embargo, será la maestra vida con su sabiduría
milenaria quién le enseñará el camino
para vencer los múltiples obstáculos y obtener al final el sueño azul anhelado.
Un ejemplo de lo afirmado, lo tenemos en
la carrera artística desarrollada por el yaracuyano Oswaldo Rey, quién
nació el 12 de marzo de 1945, en el caserío Curagüire, Aroa del distrito Bolívar,
bajo el nombre de Oswaldo Antonio López. Formalmente, se inicia en la música en
el año 1966, como vocalista de la orquesta de Pedro J. Belisario. Dos años
después, ingresa al grupo Los Megatones de Lucho, dirigido por Lucho González.
En 1968, forma parte de la agrupación salsera Federico y su Combo Latino para
luego, a finales de la década, unirse a los Junior Stars, con quienes graba el guaguancó La fresa, tema que se convertiría
en un éxito en las emisoras caraqueñas. Además, logra llevar al acetato, como
baladista, varios discos en 45 rpm.
A
principios de los años 70, Oswaldo Rey se une a la orquesta bailable Los
Armónicos, de Manolo Monterrey, y de paso, participa en la grabación del larga duración “A bailar se
dijo con…Los Armónicos” (Discolando, 1972), donde vocaliza los temas: Amigo mío
y A mis canarias. Seguidamente, logra ser contratado por el sello disquero RCA
Víctor, donde graba el bolero Por dos caminos. Después, vería cumplir su sueño
anhelado de ser patrocinado por el famoso sello salsero Fania, en la grabación
del histórico LP “Por seguir tus huellas. Oswaldo Rey” (Fania, 1977). Un año
después, con el mismo formato, realiza
“3 Reyes de un tiro. Oswaldo Rey” (Velvet, 1978), bajo la producción y
dirección de Ray Santos y Bobby Valentín, destacándose en dicho álbum la pieza
Marionetas, original de Tite Curet Alonso, convirtiéndose, de paso, en el primer yaracuyano en grabar una canción
de éste insigne compositor boricua. Al año siguiente, con el mismo sello
disquero saldría a la venta su LP “Por encima de todo” (Velvet, 1979).
En el año de 1981, para sorpresa de muchos
de sus admiradores, Oswaldo Rey finaliza solemnemente sus grabaciones de música
tropical para incursionar con profunda emoción en el canto llanero, logrando un
rotundo éxito tanto en sus presentaciones como en sus grabaciones. De esa época
nacionalista es el recordado LP “Oswaldo… el rey del canto llanero” (Velvet,
1981). Después vendrían sus otras grabaciones acompañadas de arpa, cuatro y
maracas, donde incluiría algunas piezas de su autoría, entre ellas: Triste
realidad, Melancolía, Que te nazcan plumas, Llano que te quiero, Como ave
fénix, Carnaval en mi pueblo y otras más.
Tiempos después, en un momento de íntima
reflexión, Oswaldo Rey decide retirarse definitivamente de los grandes
escenarios musicales donde tantas veces deleitó a su público a lo largo de más
de cuarenta años de carrera artística. Aún así,
la historia musical venezolana lo
mantendrá siempre presente como ejemplo del artista que siempre estuvo
inspirado en la poderosa fuerza del reto, la renovación y la perseverancia para
alcanzar sus logros.
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