Dip.
Omar Ávila
Twitter e Instagram: @OmarAvilaVzla
(Autor: Omar Ávila) El
pasado domingo “ganó” el mismo grupo que ha llevado la canasta básica a más de
138 millones del Bolívar Fuerte que “muere” en una semana. O lo que es lo
mismo: 138 mil millones de los bolívares de Chávez.
“Ganó”
el mismo grupo responsable de los cientos de fallecimientos por falta de
alimentos, medicamentos y demás tratamientos médicos, que se han producido en
los últimos 3 años.
Ganaron
quienes han provocado la caída del 60% del consumo de alimentos, tanto de
proteínas, como de carbohidratos.
“Ganó”
la misma camarilla que ha generado la desesperada y la migración forzada de más
de 4 millones de venezolanos, incluyendo docentes, técnicos y profesionales de
la salud hasta hace poco empleados públicos.
“Ganaron”
quienes han provocado una escasez de efectivo, que ha producido que el dinero
se haya convertido en una mercancía más, que se compra al 300% de su valor
nominal, cumpliéndose la paradoja de que vale muy poco, pero obtenerlo resulta
inalcanzable. Al igual que los cárnicos,
cereales, legumbres y medicinas.
“Ganó”
el cinismo desvergonzado pero ¿qué ganó Venezuela?
¿Cuáles podrían ser esos “grandes cambios económicos”
que propondrán los “ganadores”? Su única receta para esta crisis general,
sistémica, estructural y compleja han
sido los aumentos de sueldos y los bonos compra-votos que inyecta más
dinero inorgánico y virtual (no impreso o acuñado) a una economía
hiperinflacionaria y con una caída acumulada del 75% del PIB. Además de los
inútiles y contraproducentes prórrogas al decreto de excepción y emergencia económica, más controles,
acusaciones, amenazas, persecuciones y hostigamiento a emprendedores de
cualquier nivel y actividad.
Cuáles
actos de magia ejecutarían esos “ganadores”, si “la profunda escasez de materia
prima, lubricantes, repuestos y equipos que afronta el sector manufacturero
agroalimentario ha generado que las industrias de alimentos procesados
afiliadas a Cavidea solo satisfagan entre 50% y 55% de la demanda. Con una
caída en la producción de alimentos de más del 70% desde el año 2009.
Cómo
combatirán la creciente y generalizada hambruna, más allá si se dispone o no de
recursos económicos, si sabemos que la producción agropecuaria en el país,
solamente puede abastecer entre 20 y 25% de la demanda alimentaria de la
población. La crónica escasez de semillas, fertilizantes, agroquímicos,
repuestos, lubricantes y demás insumos; amenazan con disminuir aún más la
producción de alimentos, cuando estamos a punto de iniciar el ciclo invierno de
siembra de cereales.
En
fin, la crisis por agua, gas, seguridad personal, vialidad, electricidad e
internet, continuará generando protestas espontáneas, pero cada vez más
frecuentes y generalizadas.
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