María
V. Rangel
(IV de VIII)
Tentado en todo, hallado sin pecado
Es muy conocida aquella reseña de
la vida de Jesús que describe las
tentaciones a la que fue expuesto en el desierto, según lo podemos ver en el
capitulo 4 del evangelio de Mateo, fueron tres las tentaciones; sin embargo, en ellas van insertas todo tipo de
tentación a la que como humanos podamos ser sometidos.
Allí se muestra la condición de
Jesús como el Mesías prometido. Este no fue un hecho fortuito o un encuentro
inesperado, Él fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado y
demostrar una vez más que es Dios.
En la primera tentación teniendo
hambre, es decir, una necesidad física le pidieron que convirtiera las piedras
en pan y respondió que el vivía de la
Palabra de Dios, demostrando estar sujeto a su Padre.
En la segunda tentación, el
diablo le pidió lanzarse desde un lugar alto apelando a la protección que la
Palabra de Dios prometía y asumiendo su rol de Dios contestó “no tentarás al Señor tu Dios”.
En la última tentación, es
llevado a un monte muy alto desde donde se veían todo los reinos. ¿Qué falta en
un reino? pues nada, Jesús vio todo, no faltó ninguna cosa que el diablo no le
ofreciera; y Él le dijo recordándole
su deidad “al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás”. Era necesario que
esto ocurriera, ya que la tentación es una prueba que muestra lo que somos por
dentro, Santiago 1:13 y 14, lo explica muy bien en donde dice “cuando alguno es
tentado, no diga que es tentado de Dios: porque Dios no puede ser tentado de los
malos, ni él tienta a alguno; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia
concupiscencia es atraído, y cebado”
Se ha dicho que Adán convirtió un
huerto en desierto por pecar, pero Jesús convirtió un desierto en huerto por
resistir el pecado.
¿Qué debemos
comprender hoy?
No importando cual sea tu situación,
en qué lugar o condición te encuentres, cómo haya sido tu vida hasta ahora;
entendamos que todos somos probados, que las circunstancias y situaciones que
se presentan son parte de esa prueba, lo importante es descubrir sin miedos lo
que somos y venir a Jesús reconociendo que en nuestro corazón existen cosas que
nos dañan y alejan de Él.
Si tu anhelo es acercarte a Jesús
y vencer todo pecado que sin duda causa daño en nuestras vidas, acércate a Él con un corazón sincero lleno
de confianza, no vale la pena que te
alejes de Jesús y te molestes por circunstancias difíciles o adversas,
cuando Él para ti solo tiene pensamientos de bien y no de mal.
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación;
porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida que Dios ha
prometido a los que le aman” Santiago 1:12, usted pensará, ¡Oh! Pero, ¡qué cosa
más difícil pide Dios! y sí para nosotros como humanos es difícil cumplir esto,
pero es necesario recordar lo que Jesús dijo: apartados de mi nada podéis hacer.
Razones para creer
en Jesús en una producción de Ong Semillita
Depósito Legal: pp201001ya1343
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