Por: Héctor Camacho Aular.
Por la mente de un músico innovador, desde que nace hasta su ascenso al goce
divino, afloran a cada instante diversas
fuentes de inspiración que sólo él, con su traviesa imaginación, es capaz de
seleccionar la apropiada y convertirla en una obra inolvidable. Uno de estos
personajes fue el valenciano Aldemaro Romero, quien logró incursionar, con
acierto, tanto en la música popular como
en la académica, hasta llegar a distinguirse, con justicia, en uno de los
músicos venezolanos más prominentes del siglo XX. En su extenso archivo sonoro
dejó para la historia más de 250 piezas como compositor de música popular
distribuidas estratégicamente en variados ritmos Además logró realizar
alrededor de 100 obras académicas.
Los primeros trabajos de
música culta los comienza formalmente en la década del setenta, durante su estadía en la ciudad de
Londres, entre los años 1974 y 1978. Allí la Royal Philarmonic Orchestra,
estrena su Oratorio a Simón Bolívar el 24 de junio de 1976, con la intervención
de los cantantes venezolanos Morella Muñoz, Blas Martínez y Ramón Iriarte. Ese
mismo año, la mezzosoprano Bárbara Conrad da a conocer An American collage,
acompañada de la London Symphony Orchestra. Además el inquieto Aldemaro compone
en éste período la Suite para cello y piano, el Cuarteto latinoamericano para
saxofones, Suite para Cuerdas, contentiva del movimiento Fuga con Pajarillo y
otras obras más.
En los
últimos diez años de su vida Aldemaro Romero logra componer, según nos refiere
el escritor yaracuyano Hugo Álvarez Pifano, en su libro El vals venezolano,
historia y vida (Fundación Arts World Millenium, 2100, p 58-62), un gran número
de conciertos para instrumentos de teclado, cuerdas, viento y percusión. Entre
ellos destacan: Preludio y Quirpa, para cuarteto de saxofones; Concierto
para arpa y orquesta; Petit concert pour Nicole, Obertura para violín y
orquesta sinfónica; Suavecito, Obertura para flauta, piccolo y orquesta
sinfónica; Capriccio para viola y orquesta; Trombosis, Obertura para trombón y
orquesta; Con amor por Catalina, concierto para arpa, oboe y orquesta de
cuerdas; Cinco misterios paleontológicos, concierto para acordeón y orquesta de
cuerdas; Los dedos febriles de Gabriela, Obertura para piano y orquestra; Trío
Catherine para piano, viola y violonchelo, entre otros trabajos.
El trabajo creativo de Aldemaro Romero
siempre estuvo cobijado por una onda vanguardista reflejado tanto en sus piezas
populares como en sus obras académicas, producto de su imaginación asombrosa a
la hora de componer. De allí que sea catalogado como “uno de los músicos más
versátiles, polifacéticos y prolíficos nacidos en Venezuela”, tal como lo
expresara su biógrafo Federico Pacanins.
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