Wolfgang Amadeus Mozart. |
Por: Héctor Camacho Aular
La música culta europea tiene en el
Clasicismo uno de los momentos más trascendentales de su historia. Comienza su
celebrada actuación en el año de 1750 para concluir triunfalmente en 1820,
teniendo como escenario principal la ciudad de Viena. Cronológicamente, es un
período que se encuentra ubicado entre el Barroco y el Romántico. Será en sus
prados donde se consolide el empleo de la sonata, el cuarteto de cuerdas, los
conciertos y las solemnes sinfonías. Entre los máximos representantes de éste
movimiento musical figura el austríaco Franz Joseph Haydn, quien llegó a
componer más de 100 sinfonías, entre ellas su famosa Sinfonía No 92 en Sol
mayor “Oxford”, aparte de realizar obras orquestales, operísticas y religiosas, como los oratorios La Creación
y Las Estaciones, además de varias misas. Para los críticos del arte sonoro se
le considera como “el padre de la sinfonía”.
Otro de los grandes del Clasicismo es el
genio Wolfgang Amadeus Mozart, quien aparte de tocar con facilidad asombrosa
los instrumentos piano, clavecín y violìn fue además un prolífico compositor.
De ésta mente prodigiosa surgieron muchas obras magistrales, en diversos
géneros musicales. Producto de su luminoso talento figuran en su extenso
repertorio 41 sinfonías, 13 serenatas, 23 òperas, 11 sonatas para piano, varios
conciertos para piano, violín, flauta, fagot, aparte de serenatas (como la célebre
Pequeña Serenata Nocturna), divertimentos, misas y su famoso Réquiem.
A lo antes expuesto, debemos incluir, con
suprema justicia, la meritoria obra musical desarrollada por el alemán Ludwig Van Beethoven, el cual dejó para
el archivo de la eternidad 32 sonatas para piano, 1 concierto para violín, 5 conciertos
para piano y el renombrado Triple Concierto para violìn, violonchelo, piano y
orquesta. Además de componer 9 sinfonías, como la famosa Sinfonía No 5 en Do
Menor, Op. 67 y la Sinfonía No 9 en Re Menor, Op. 125, aparte de realizar la ópera
Fidelio además de dos misas y un oratorio.
El Clasicismo y sus asombros, contó también
con la participación de músicos consagrados como: Franz Schuber, Rodolfo Luigi
Bocherini, Muzio Clementi, Antonio Salieri, Chistoph Gluck, Johann Hummel, Carl
Phillipp y Johann Chistian Bach (hijos de Johann Sebastian Bach, figura cumbre del
barroco), y otros más, quienes también aportaron muchas novedades en éste
movimiento.
Es notorio que en el período del Clasicismo
los compositores ya no se dedicar a trabajar exclusivamente para la alta
nobleza reinante. Esta vez sus creaciones y presentaciones son patrocinadas por
la clase media pudiente. Por otra parte, su música logra salir de aquellos
espacios cerrados hacia los conciertos a cielo abierto, logrando de ésta manera
que el pueblo vaya conociendo, poco a poco, la creatividad de estos talentos
surgidos en éste movimiento.
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