Pareciera
que las circunstancias críticas ponen a flor de piel fallas y situaciones a
corregir incluso desde el Gobierno. Duele ver cómo existen focos comprobados de
corrupción en todos los niveles de la administración.
Compatriotas
a los que se les asignaron responsabilidades de gerenciar, con mucha
disponibilidad y poder, y luego aparecen en las crónicas policiales detenidos
por robar. Por apoderarse de lo que es de todos los venezolanos. Por burlarse
de los que realmente necesitan los productos que les dieron para que administraran
con honestidad, y sin embargo, los bachaquean con jugosos beneficios
personales.
Desde
funcionarios detenidos por vender la libertad de un delincuente, pasando por
los que otorgan un pasaporte a quien no corresponde por dinero, los que forjan
un documento notariado, hasta los que cobran por un trámite que es gratuito. Todo
eso lo hemos visto y en algunos casos lo hemos logrado combatir con compromiso y verdadero patriotismo. Pero algo no está funcionando
bien, porque la corrupción mantiene altos niveles que hay que controlar
inmediatamente.
Sigo
convencido de que lo importante es cambiar el sistema que estimula la
corrupción, como lo es el burocratismo con sus procesos y requisitos
engorrosos. Sustituir al corrupto o al ineficiente no es suficiente, se debe
hacer toda una revisión de la forma en la que se vienen gerenciando o
administrando las instituciones que atienden directamente los trámites de los usuarios.
“Sin
moral pública no puede existir la República, ni hay libertad. Moral y luces son
los polos de una República; moral y luces son nuestras primeras necesidades”. Así
se expresaba el Padre Libertador en Angostura y partiendo de esta magnífica
reflexión lucho por una vida con dignidad y siento una repugnancia extrema por
cualquier acto de corrupción, pública, privada o mixta.
Necesitamos
una filosofía funcional auténticamente revolucionaria, como lo pedía el Comandante
Inmortal, que requiere hombres y mujeres probos capaces de destruir esta red
tenebrosa que frustra las buenas acciones del Estado. Mientras más difícil se
diseñe un trámite más se potencia la corrupción. Por eso nuestra solución ha
sido sencilla y punzante: hacer todo lo más accesible y fácil posible para el
usuario. Eso sí ha golpeado duro a la corrupción, eliminando de raíz a los
gestores corruptos.
Queremos
acciones firmes desenmascarando a los delincuentes, para que sean sancionados
como lo establece la ley. ¡Es necesario actuar con mayor eficacia para acabar
con la corrupción!
Dante
Rivas ne.danterivas@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario